sábado, 14 de diciembre de 2013

No al desorden. Éxodo 26-27.


AUDIO.
Cuando Israel sale de Egipto es muy numeroso pero solo era un montón de gente. En éxodo 20 nos damos cuenta como Jehová empieza a formar ese montón de personas en un verdadero pueblo. La diferencia entre un montón de personas y un pueblo está en la organización, en la estructura y en el reconocimiento de Dios. Éxodo 25: 8 “Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos.” la presencia de Dios en medio del pueblo le daría su reconocimiento como pueblo de Dios.
Dios es un Dios de orden y  no de confusión. 1 Corintios 14: 33 “pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz. Como en todas las iglesias de los santos,” para Dios no existe la improvisación el todo lo tiene calculado tanto que cada uno de los detalles del tabernáculo estaban dentro de sus planes el capitulo 26 y 27 nos hablan ha cerca del orden de Dios.
No solo en lo espiritual el orden es necesario en cada área de nuestra vida. En nuestra casa, en el trabajo, en el estudio.
Los negocios pueden ser muy rentables pero si no se llevan en orden puede fracasar. Muchas empresas han quebrado no por falta de dinero su causa ha sido el desorden. Un empresario desordenado no sabe cuánto tiene, cuánto gana y mucho menos cuánto gasta.
Para que cualquier proyecto sea efectivo es necesario planificarlo con tiempo. Lucas 14: 28-30 “Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?  14:29 No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él,  14:30 diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar.
El desorden es algo que se contagia con facilidad por lo tanto es necesario saber muy bien con quien se anda. 2 Tesalonicenses 3: 6 “Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros.
Una persona desordenada está condenada a vivir en pobreza, el desorden hace que la gente no trabaje. 2 Tesalonicenses 3: 10-11 “Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.  3:11 Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno.
El desorden produce estrés, ansiedad y desespero. Pero lo más grave siempre termina arruinando tu vida.
El orden no solo debe ser en lo material también es necesario ser ordenado en el tiempo, si sientes que el día te queda corto que no alcanzas hacer todo lo que querías, posiblemente es causa de un día desordenado.
El éxito es el resultado de una vida de amor de orden y de creer ciegamente en el poder de Jesucristo.




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